sábado, 26 de marzo de 2011

Mea Culpa

Aquí estoy, otra vez emborronando desdichados papeles con tu nombre y eso que te jure por mis muertos que ya no volvería a hacerlo. Ingenua promesa mía, juramento quebrantado por la sinrazón que a mi corazón atañe.

“Es mucho para mí” – dijiste – y sentí en mis entrañas una encina arder ¿es mucho dices? Incluso si pudiera regalarte el cielo en una caja de cartón aun me seguiría pareciendo poca cosa. Pero cualquier intento por alcanzarte, por más quijotesco y hozado que parezca para mí sigue sin tener valor, sigue siendo poca cosa. Pero aquí estoy haciendo “Nada” por alcanzarte, intentando tontamente con palabras ilustrarte, pues si fuera pintor te pintaría, si fuera escultor te esculpiría, pero solo soy un ramillete de palabras en las que jamás vas a confiar ¿Por qué lo hago entonces? Pues a de ser porque vale la pena, vale la pena cada madrugada con sabor amargo, cada astilla por tus rechazos… en fin, vale la pena desesperar en la espera de esperarte.

Ignoras que aún estando ausente me haces bien, me llenas de unas ganas infinitas de “hacer por hacer” y de quererte porque si.

Me declaro culpable del delito de quererte, pues me he convertido por ello en el peor de los delincuentes, el delincuente que de nada se arrepiente y que por ti a nada le teme.

“Jamás podría dejar de escribir aunque sea una línea en tu nombre”

Juan Cruz Portela